1. Hubo unos años, en la primera época, en la que, no voy a decir que se vivía bien de esto, pero se pagaba relativamente bien. Cuando empezamos nosotros prácticamente no existían las televisiones privadas y la tarta publicitaria era a repartir entre los medios, la radio y poco más. Funcionaba la cadena de “yo vendo, porque tengo quién me compre y quién me publicite, entonces puedo pagar y puedo tener enviados especiales y comprar reportajes”. Digamos que hubo una época “boyante”, pero eso cada vez fue a peor.
2. La llegada de Internet supuso una revolución, para bien y para mal. Por un lado, fue el “todo gratis”, que fue un gran error que cometieron todos los medios de comunicación al principio y lo que supuso para nosotros, que todo el mundo podía coger una foto y utilizarla sin ningún tipo de rubor y ya no digo pagarla, sino ni siquiera firmarla.
Pero también trajo cosas muy buenas, se cambió la comunicación, la rapidez, se pasó del negativo al escáner, del escáner a las cámaras digitales, a poder transmitir in situ en cualquier momento, que es como estamos ahora, que vas a un partido de fútbol y a los cinco minutos ya ha comenzado la guerra de a ver qué agencia mete primero una foto.
3. Ha habido un cambio generacional y tecnológico, con ventajas e inconvenientes y yo creo que en eso no somos una excepción a ninguna otra profesión. No puedes ir en contra de la tecnología, porque sino irías para atrás. Siempre van a quedar románticos y clásicos, que me encanta que los haya, pero que en nuestra vida de reporterismo o de reporteros gráficos puros y duros que somos, no tiene cabida. Para poder competir con una agencia o en un medio nacional o internacional eso es impensable.
4. Cuando yo empecé me tocaba enviar los carretes por un piloto de Iberia desde Cuba o dárselos a una señora que se iba en un autobús de ALSA a Madrid para que los cogiera mi agencia y luego iba alguien a buscarlos con un cartelito. Se revelaba, se hacían copias y con eso se iba a vender.
Esto ha cambiado a que, de repente, un señor con su tablet o su iPhone tiene una aplicación o una conexión con cualquiera de las nuevas redes sociales, vía Twitter, Facebook o la que sea y ahí circulan la información y las imágenes. Entonces, en eso no nos podemos quedar atrás. Otra cosa es pretender que un iPhone haga fotógrafo a todo el mundo.
5. Todos tenemos un smartphone o una cámara que ahora mismo tiene una tarjeta Wifi. Yo ahora mismo no puedo vivir sin Wifi. Puedo no comer, puedo tener poca luz, pero no puedo estar sin Wifi, porque es lo que me vincula al mundo de Internet y al mundo de los medios.
6. El gran invento de las agencias, de los periódicos y de los medios es no pagar, coger fotografías de alguien de Twitter o de Facebook incluso sin pedir permiso, porque las normas de estas redes sociales no dejan claro si al colgar una fotografía pierdes los derechos sobre ello. Los medios y los grandes periódicos han encontrado el gran chollo de su vida, que es cómo tener fotos de algo prácticamente inmediato sin pagar un duro, en detrimento muchas veces de la calidad.
7. El ciudadano periodista nunca va a sustituir al periodista o al fotoperiodista, primero porque hay una cosa fundamental, que es contrastar. “Si tu madre dice que es tu madre, contrástalo”, esa una de las máximas de nuestra profesión de fotoperiodistas. Pero, por otro lado, el todo «free» está “jodiendo” a muchos compañeros. Estamos recurriendo a muchos plumillas, como ha pasado en varios periódicos norteamericanos, que tenían entre su plantilla a cuatro o cinco fotógrafos, alguno de ellos con dos premios Pulitzer y un día decidieron que era mejor comprar un iPhone para cada redactor y despedir a los fotógrafos. Es un poco la pescadilla que se muerde la cola o el gran avance que tiene Internet.
8. La gente se cree que porque la fotografía esté colgada en Internet es de todo el mundo. Tú no vas al Museo del Prado y te vas con un Picasso debajo del brazo porque hayas pagado tu entrada, eso es de cajón. Ni te vas de un concierto con la guitarra o el bajo del que toca porque pagaste la entrada. La gente confunde lo que es el dinero con la propiedad intelectual de la obra o los derechos de autor de quien creó la obra. Por un lado nos está perjudicando mucho, pero por otro lado las redes sociales son un trampolín donde tú puedes tener 30.000 seguidores, que te permiten abrirte más puertas de mercado.
9. La tecnología te ayuda, pero que tengas una guitarra en casa no quiere decir que seas cantante. Tú puedes tocar con los amigos y cantar muy bien, pero si das conciertos y editas tus discos, pasas a ser un profesional de la canción. Me parece muy bien que cada vez la fotografía se democratice más y cada vez haya más imágenes, pero quizás ahora hay una supersaturación de imágenes incluso en los medios, porque es tal la rapidez y es tal la cantidad de fotos que se pueden hacer con cualquier medio o con cualquier tipo de cámara…
10. No podemos ir nunca contra la tecnología porque si no, mal camino llevamos.
Hay una frase de Tino Soriano que me gusta mucho que dice «Hay un meteorito que cae y «nosotros» somos los dinosaurios”, los últimos en enterarnos. Es una manera de anunciar la muerte del fotoperiodismo, entre comillas. Tenemos que saber salir de esta historia, algo que nos está costando porque quizás no sabemos cómo sacarle ese rendimiento a los móviles y la tecnología.
Eloy Alonso