1. Hice el cambio al digital cuando la calidad se equiparó a la de las emulsiones. Lo digital me aporta luces y sombras, aspectos positivos y negativos, pero gracias a esta tecnología es posible mantener el contacto con los clientes desde variados lugares. Y esto es importante en fotoperiodismo. La aparición de los smartphones, por el contrario, no ha cambiado especialmente mi manera de trabajar. Son útiles porque la calidad de sus archivos ya es equiparable a la de muchas cámaras, pero como cualquier dispositivo conectado a internet, también tienden a entretenerte más de lo que sería necesario. Luces y sombras al igual que ocurre con los equipos fotográficos digitales.
2. No creo que el Smartphone pueda acabar con la profesión de fotoperiodista tal y como la conocemos hoy. La gente nunca se cansará de escuchar historias. En todo caso, es una nueva herramienta que recopila información, pero la mirada y la sensibilidad del reportero está ligada sobre todo a su cerebro, un órgano que por el momento es único para desarrollar determinadas habilidades relacionadas con los sentimientos. Desde el punto de vista de la pregunta, cada Smartphone es una cámara y cada propietario un reportero en potencia, pero aparte de la oportunidad de lo inesperado, hace falta entrenamiento para hermanar la tecnología al fotoperiodismo de calidad. La gran trampa de la fotografía es que parece fácil y aquí pican casi todos los ingenuos.
3. Las redes sociales tienen un gran impacto en el fotoperiodismo. En ellas existen informaciones muy valiosas pero también una infinidad de bites que no conducen a nada. El reto es aprender a elegir cómo inviertes tu tiempo.
En cuanto a los problemas de derechos de autor de las imágenes, por descontado que hay quien usa las fotografías que cuelgas en Internet para promocionar su negocio, para promocionarse a sí mismo (a veces proclamándose como autores de ella), para comunicaciones, etc.; pero entiendo que es parte de las consecuencias de colgar en las redes sociales tu trabajo. Desde mi punto de vista no creo que esas circunstancias afecten demasiado mi economía. He decidido no obsesionarme con ello y valoro la parte positiva de la difusión que te proporcionan. Aparte, fundé en Facebook el grupo “STOP CLÁUSULAS ABUSIVAS” con la ayuda de Juanjo Fernández y de otros colaboradores que han dedicado su tiempo a ejercer de administrador. Sus 14.000 miembros hablan continuamente de los derechos de imagen y de otras actividades relacionadas con temas que afectan al colectivo.
4. Aunque para un CEO sea pan comido, lo cierto es que no me preocupo demasiado de mirar mis estadísticas y analizar las entradas a mis portales y mis redes. Quizás si fuera más joven lo haría, no lo sé. Intuyo (o creo intuirlo) por dónde van los tiros, pero no quiero que los “me gusta”, las opiniones o los números influyan demasiado en mi trabajo. Todo depende de tus objetivos, de las necesidades comerciales que tengas y de la cantidad de dinero que necesitas para salir adelante; pero vivir pendiente de lo que se cuece en Internet, sin duda resta muchas, pero que muchas horas, a tu trabajo de campo. Al final se da el contrasentido de que algunos promocionan un material mediocre porque no disponen de tiempo para trabajar con holgura y acceder a niveles más elevados. Y además, lo mires como lo mires, el ordenador agota al fotógrafo y destruye la vista con más celeridad. ¿O solo me lo parece a mí?
5. Parte fundamental de nuestro oficio como fotoperiodistas es determinar las consecuencias de lo que publicamos. Siempre debería haber una razón para buscar la difusión, más allá del orgullo por el trabajo bien hecho; pero sin olvidar que si un profesional no genera recursos económicos, el trabajo se acaba. Sólo para acceder a Internet pagamos cantidades mensuales que pocos consideran. Aparte está la amortización de los equipos informáticos y, por descontado, de la cámara y de todos los accesorios que hacen falta para tomar las imágenes que colgamos. Nada es gratuito y, cuando lo es, suele haber una razón detrás. Pero en cualquier trabajo, números rojos equivale a despedida.
6. La prensa española, en general, es poco empática con sus colaboradores. Como muchos reporteros la mayor parte de mi labor he tenido que desarrollarla en el extranjero. Las agencias de stock con las que colaboro también han bajado ostensiblemente su rendimiento. Cuando monstruos como Corbis ya son historia, hay que buscar nuevos caminos.
7. Los medios suelen estar al amparo de los políticos, que a la vez son los lacayos del poder económico. Desde siempre invertir en medios de comunicación ha consistido en eso. “Ciudadano Kane” fue una buena muestra. Las represalias que hubo en su momento contra una película inspirada en el poder de William Randolph Hearst, un magnate de la prensa, consiguieron en su momento hundir en la miseria al ahora venerado Orson Wells. El poder gana casi todas las batallas.
Ahora son las redes las que se llevan la publicidad y el pastel a repartir entre los medios escritos e incluso audiovisuales no da para todos. En el momento que la prensa dejó de ser rentable en su vertiente económica, el capital la abandonó sin remilgos; aunque desde el poder se continúa subvencionándola para que continúe ejerciendo de altavoz de las ideologías. Eso sí, sin grandes derroches. Lo justo para reforzar la opinión de sus seguidores que, por otra parte, esperan de la publicación contenidos próximos a su manera de pensar. A menudo, más que la información, lo que prima ahora es la opinión. España es el país de las tertulias.
8. En cuanto al papel en la actualidad de las grandes agencias, yo no trabajo para ninguna, pero no hay duda de que Internet debilitó el poder que tuvieron antaño agencias como Gamma, Sygma, Sipa, etc. Los clientes contactan directamente con el fotógrafo y se rompe la cadena. Sin embargo todavía existe una opción para las pequeñas agencias cooperativas como en 1990 lo fue VISIÓN en España. Yo fui uno de sus fundadores y la experiencia duró una década. Noor o Seven son ejemplos más actuales.
9. En relación a los cambios va a sufrir el ecosistema del fotoperiodismo en los próximos 5 años, creo que continuará igual. Es como navegar. Las olas te llevan arriba y abajo y te debes adaptar a la corriente o buscar la más favorable. De hecho siempre ha sido así, aunque ahora requiere un considerable esfuerzo mantenerse al día adaptándote a los medios de comunicación y a las nuevas herramientas de producción. Mucho más difíciles que antes en mi opinión.
10. Como consejo para los que piensan iniciar su carrera como fotoperiodista, les diría que trabajen el doble que los demás, que estudien idiomas y que viajen. La realidad conviene que la vea uno mismo puesto que a menudo priman los tópicos o los intereses sobre la realidad. ¡Ah! Y un aviso para navegantes: en esta profesión se obtiene mucho más organizándose, que no trabajando gratis o bajo mínimos para llegar a final de mes con números rojos. Eso sí, con la lengua fuera y esperando que algún día la situación se invierta por sí misma, lo que es materialmente imposible cuando el fotógrafo no se saca el trabajo estéril de encima para tratar de acceder a clientes más rentables.
Aurelio David Ortiz Cañete
Me parece una reflexión acertadísima. Es de lo más coherente y sensato que he podido leer en las redes sobre este aspecto de la fotografía digital. Sobre el despiste de los Likes y la falta de buen contenido fotográfico. El tema del tiempo también
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