10 REFLEXIONES DE ALFONSO DOMÍNGUEZ

1. Mucha gente critica no ya la aparición de los equipos fotográficos digitales, sino el uso de software para el tratamiento digital de las imágenes. Es un debate que está siempre en todos los foros, que posiciona mucho a la gente y genera muchos extremismos. Pero debemos poner las cosas en su contexto. Saber en qué campo estamos jugando.

El fotoperiodismo se rige por unas normas éticas que como hace ya tiempo contaba Alfons Rodríguez en una entrevista que le hice son la norma fundamental para guiar lo que debemos y no debemos hacer con una fotografía de ese tipo. Siempre me viene a la memoria la foto de Paul Hansen en el World Press Photo de hace un par de años, donde hubo mucha polémica sobre si era un fotomontaje o si había elementos clonados. Pasado un mes, la organización dijo que el RAW había sido editado, pero que estaba dentro de los reglas – reglas que ese año cambiaban un poco y permitían mayor edición del RAW -.

Hace poco publiqué que la propia organización del World Press Photo comunicaba que casi el 20% de las fotografías que habían llegado a las dos últimas fases finales habían sido descalificadas por un retoque excesivo de la imagen, lo cual realmente es preocupante. Aunque no daban más datos, aseguraban que el porcentaje era mayor en las categorías relacionadas con deportes.

 

 

2. La llegada de los smartphone ha permitido poder disponer de un dispositivo con conexión de datos, una buena cámara poder tuitear y postear en Facebook con una inmediatez mucho mayor que si andas con un portátil y un equipo réflex más pesado. Sin embargo, todo está en el ojo del fotógrafo. Pero a la hora de poder presentar una noticia, creo que una buena fotografía tomada con una buena cámara impacta bastante más y ayuda a transmitir la idea mejor. Esto podemos verlo a la hora de observar muchos fotorreportajes.

Esto no significa que no haya grandísimos trabajos con smartphones porque al final, tanto si llevas una réflex de alta gama de última generación, como si llevas un smartphone, lo que importa es la escena que capturas, lo que transmites con imagen y, en definitiva, el fotógrafo que está detrás. A todos nos pueden dar las mismas herramientas, pero podemos expresar cuestiones distintas o hacer trabajos muy diferentes.

 

 

3. Una de las cosas más importantes que han aportado las redes sociales es, precisamente lo anterior, la popularización (que no una mayor remuneración o mejoras de sus condiciones) del trabajo de los fotoperiodistas, sobre todo a nivel personal. Por citar, un ejemplo cercano, una de las personas que conozco que son muy activas a la hora de transmitir su trabajo en redes sociales es Olmo Calvo, quien prácticamente todos los días muestra su trabajo, sin miedo a que nadie se lo robe o alguien haga uso de su fotografía. Pero además en su caso, creo que lo hace por una firme convicción de que cree en lo que denuncia en sus fotografías y las redes sociales son un medio para tal fin. Porque el fotoperiodismo es denuncia, denuncia de las injusticias, no lo olvidemos.

 

 

4. En cuanto al uso que hacen los fotoperiodistas españoles de las redes sociales, veo gente que sí hace un buen uso, pero hay mucha gente que veo que no se preocupa por ellas. En fotoperiodistas que trabajan para medios más locales, en general, creo que eso falla un poco más que a nivel nacional, aunque siempre hay excepciones. Aunque sí que veo que fotógrafos que trabajan para medios de carácter nacional hacen un mejor uso de sus perfiles sociales.

Supongo que fotoperiodistas que tienen ciertos acuerdos con agencias o distribuidores de sus propias fotografías, llevan las redes sociales de otra forma, ya que las agencias son mucho más celosas con un uso indebido de las imágenes.

 

 

5. Creo que los problemas de los derechos de autor son un problema no tanto del sector del fotoperiodismo, sino más de otros sectores como la fotografía social o de eventos, donde alguien hace un reportaje de una boda y después se encuentra con que fotografías de ese reportaje han sido utilizadas en una web en Colombia, por ejemplo, al otro lado del océano. Algunos de esos casos de plagio han corrido rápidamente por las redes y se han convertido en virales.

Por ejemplo, no me imagino a Daniel Beltrá cuando hizo su trabajo sobre el vertido del Golfo de México encargado por Greenpeace, poniendo una marca de agua enorme en sus fotografías, todo el mundo sabíamos que eran y son suyas. Y Daniel es reconocido precisamente por ese tipo de trabajo que hace. Tiene su estilo, algo mucho más importante que sacar una fotografía buena puntualmente.

 

 

6. Los fotoperiodistas tienen un estilo propio, son conocidos y en cualquier momento pueden demostrar que una fotografía es suya. Además, cuando te copian una fotografía en Internet es muy fácil encontrar dónde ha sido publicada con una búsqueda en Google Images, por ejemplo. Por ello, creo que no he notado tanta preocupación por los derechos de autor de las fotografías en el mundo del fotoperiodismo aunque puedo estar equivocado.

 

 

7. Cuando colaboraba en Xataka Foto había una gran preocupación en los fabricantes de los smartphones, en los últimos dos o tres años, por mejorar las cámaras. Esto es evidente, sobre todo porque van trabajando con mejores sensores, van miniaturizando todo cada vez más, pero es cierto que hay ciertas limitaciones físicas, sobre todo a nivel de las ópticas y aún queda un largo camino que recorrer para alcanzar a las mejores cámaras que siguen siendo réflex o cámaras sin espejo.

En realidad, la gente normal busca una buena cámara para colgar sus fotos en redes sociales, que no tenga mucho ruido y que trabaje un algo bien con poca luz – la mayor limitación que tienen ahora mismo las cámaras de los smartphone – y luego los más «frikies», en los que me incluyo, buscamos tener una buena réflex y bastantes «cacharritos» para jugar.

 

 

8. Conversando hace unos meses con un amigo sobre Steve McCurry «descubrimos» o tuvimos la revelación la poca importancia que tiene en una fotografía la calidad técnica. Hay fotografías que hoy en día no pasarían las exigencias de ninguna publicación de prestigio, pero son increíbles y magníficas. Steve McCurry tiene una fotografía de la guerra del Golfo donde se ven las siluetas de unos camellos y por detrás las columnas de fuego de los pozos de petróleo ardiendo quemados por el ejército EEUU.

 

 

mkg_mccurry_kamele_und_oelfeuer

 

Esa foto está tomada con carrete y tiene un ruido que cualquier nativo digital diría que es insoportable, pero si las miras bien es tremenda. Es magnífico el contraste de esos camellos con las columnas al atardecer. A mí realmente esto es lo que me importa cuando miro una fotografía. Conversaciones como aquella es lo que me ha llevado a impulsar el proyecto de «La Mirada de los Fotógrafos» (lamiradadelosfotografos.com).

Nos falta cultura visual, entender la escena, saber empatizar con lo que el fotógrafo quiere transmitir y muchas veces estamos obsesionados por la alta definición fotográfica. Deberíamos valorar más el contenido de la fotografía. En ese sentido, a las marcas, tanto las que fabrican smartphones como las propias marcas que se dedican a fotografía como Nikon, Canon u Olympus, a veces les pierde sacar modelos cada seis meses. Entiendo que las marcas se aprovechen muchas veces de la poca cultura visual que tenemos los usuarios como parte del negocio fotográfico, pero en ese sentido un fotógrafo profesional es difícil engañarle.

 

 

9. La aparición de los smartphones todavía no está afectando a la vente de cámaras profesionales, pero es cierto que están fagocitando el sector de las cámaras compactas. Las marcas cuando sacan una compacta intentan que sea una compacta bastante avanzada, con características semiprofesionales, para que sea una especie de segundo cuerpo que lleva el fotoperiodista en el bolsillo que si un día está paseando por ahí y surge la noticia pero no lleva su réflex, seas capaz de tener una portada. Ahí es donde vemos la utilidad que tienen los smartphones para cubrir esa noticia que surge de imprevisto.

 

 

10. La situación del fotoperiodista está mal económicamente hablando, como en el resto de profesiones, aunque muchos amigos dicen que siempre estuvo en crisis. El fotoperiodista está poco valorado como elemento que aporta valor al medio periodísticos. Tenemos como ejemplo el caso del Chicago Sun, que decidió prescindir de toda la plantilla de fotoperiodistas y contar las historias a través de las aportaciones que realizaba la gente. La idea no era mala, ojo. El periodismo ciudadano es importante como medio inmediato para avisar de situaciones de emergencia o por su gran inmediatez (léase durante todo el movimiento 15M y la labor que hizo Fotomovimiento en Barcelona y otras ciudades) pero es cierto que después tuvieron que echarse atrás, porque el trabajo de un profesional no puede compararse con las aportaciones que hace cualquier usuario de una noticia.

El que ciertos medios quieran prescindir de su plantilla porque se están reduciendo los presupuestos, hace que se acabe con los puestos de muchos fotoperiodistas, se les obligue a trabajar como freelance y a cobrar (aún) menos, restringiéndose cada vez más los trabajos editoriales, de opinión y los reportajes sociales. Sustituir eso por las aportaciones de los usuarios creo que es un error muy grande. Ambas cosas pueden coexistir. Creo que es algo que evolucionará en los próximos años, pero no me atrevería a decir en qué sentido.

 

ALFONSO DOMÍNGUEZ LAVÍN

Alfonso Domínguez Lavín por Carlos Cabezas Insuela web

Fotografía de Carlos Cabezas Insuelas

1 Comment

  • Responder agosto 25, 2015

    Emei

    Querido amigo,

    Si a más de uno le hubiesen pedido el raw en alguna competición fotográfica

    nos habríamos llevado muchas sorpresas sobre todo por los nombres que hubiesen

    aparecido.

    Atentamente

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