10 REFLEXIONES DE DAVID RAMOS

1. La aparición de los smartphones no ha cambiado mi forma de trabajar absolutamente en nada.

 

2. ¿El Smartphone acabar con el fotoperiodista? Se han explicado historia imponentes con un teléfono.

Lo que va a acabar con el fotoperiodista es la falta de autocrítica, la escasez de ideas y el borreguismo. Y justo cuando esté agarrándose al borde del precipicio de este barranco llamado ‘España’, le van a dar el último empujoncito la cobardía y la falta de conocimiento en la materia de un puñado los personajes que ocupan puestos de dirección en algunos de los medios de información escrita de este país y que consideran el fotoperiodismo y al fotoperiodista un aburrido problema.

 

3. Las redes sociales son una herramienta más y todo depende de cómo se usen, pero creo que en la actualidad está teniendo un impacto nefasto. Siempre he creído, y cada vez más, que en todas las disciplinas profesionales, deportivas y creativas, gente que roza la excelencia son sólo unos elegidos. Las redes sociales están amplificando a los mediocres –los cuales también se autoamplifican- y hace cada vez más complicado aprender y referenciarte con los que realmente tienen algo que ofrecer almundo.

 

4. Inmediatez y relevancia creo que han sido siempre los elementos primordiales del fotoperiodismo y no tan solo ahora.

En cuanto a las redes sociales que utilizo, tengo cuenta de twitter, Tumblr y Ello. Facebook lo abandoné hace 3 años. Mi utilización de ellas básicamente se centra en difundir mi trabajo y el de mis colegas una vez publicado y el trabajo de algún autor que considere, bajo mi punto de vista, que su difusión puede aportar algo interesante a mis contactos.

 

5. En mi opinión, los fotoperiodistas deben trabajar pensando primero en la historia y los protagonistas de la historia que estás narrando. En segundo lugar, en ti como persona y profesional. Y en un tercer lugar en el medio que te representa –sobretodo si eres un freelance-.

El hecho de pertenecer o colaborar como stringer para una gran agencia, no presupone que seas o que fueses un fotoperiodista de prestigio. Lo único que puede hacer que lo seas, es la búsqueda de la perfección en tu trabajo a lo largo de muchos años, tantos que te sientas cansado al revisarlos. La búsqueda de esa perfección en todos los encargos que se crucen en tu camino y no tan solo en donde sabes que vas a lucirte con tan solo sacarle la tapa el objetivo.

 

6. Como he dicho antes, considero que los fotógrafos en conjunto somos una amenaza para el fotoperiodismo mucho más a tener en cuenta que un teléfono.

El 20% de los trabajos que llegaron a la fase final de las categorías del World Press Photo de este año fueron descalificados por añadir o eliminar elementos de la imagen, o por retoque exagerado de sus imágenes. Y no sólo eso, sino que luego tengo que leer una frase entrecomillada de algunos fotógrafos diciendo que el fotoperiodismo pasa por su mejor momento. Por favor, solamente un poquito más de autocrítica y menos de ego.

 

7. Personalmente creo que, actualmente algunas agencias, tanto de cable como de reportaje documental están intentando reinventarse y conocer como pueden sobrevivir ante tal descomunal oferta diaria de fotografías.

Están en busca de nuevos formatos, nuevas formas de cubrir informaciones, de calidad, y sobretodo rentabilizar sus inversiones sin descuidar el rigor en la información.

 

8. Es cierto que los medios están sufriendo una crisis económica brutal, pero creo que también vivimos una crisis de ideas a los dos lados de la mesa.

No voy a excusar a algunos medios escritos que realmente están quemando unos recursos que podrían estar generando historias realmente interesantes disparadas por fotógrafos mucho más capacitados que los que están usando. Como dije al inicio, el miedo a arriesgar se ha apoderado de muchas peceras.

Pero también he de decir que en los últimos años he conocido a fotógrafos más por sus quejas y llantos que por sus trabajos y tal vez, tan solo tal vez, sus trabajos no eran tan espectacularmente buenos como ellos y sus amigos se creían. Creo que en esto cada vez hay más artistas y menos artesanos que se cuidan de conocer que necesitan los medios, los lectores y este ‘ecosistema’.

 

9. En cuanto a los cambios que va a sufrir el ecosistema del fotoperiodismo en los próximos cinco años, espero que alguien con voz autorizada en el fotoperiodismo lance el reto de parar y reflexionar sobre dónde estamos. Ardo en deseos de que eso suceda. Después de esa reflexión, tal vez pueda responder, pero ahora mismo sólo veo unos pies y debajo de ellos, el vacío.

 

10. En mi opinión, el fotoperiodismo está en un momento en que los organismos con capacidad de estudiar y analizar la situación actual del fotoperiodismo, tales como WPP Foundation, NPPA y departamentos de fotoperiodismo de prestigiosas universidades, deberían sentarse junto con sociólogos, filósofos, psicólogos, teóricos de la información, editores… Cualquier intelectual o científico con capacidad de análisis de la imagen y por descontado, ningún fotógrafo en un inicio, para definir dónde se encuentra la imagen en el periodismo y qué camino sugerir. Creo de corazón que esta profesión se merece que se la dignifique con un debate sangrante y constructivo de una vez por todas.

El fotoperiodismo está pidiendo a gritos un momento de reflexión y, en mi muy humilde opinión, está cansado de debates tecnológicos, plataformas, vídeos, multimedias, audios, interactivos… Y desea sentarse y repasar sus 160 años de historia –marco su inició en Roger Fenton, para mí el primer fotoperiodista, y su cobertura en la guerra de Crimea-.

 

DAVID RAMOS

DAVID RAMOS FOTOPERIODISMO 3.0

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