10 REFLEXIONES DE ARTURO RODRÍGUEZ

1. Yo creo que el debate analógico-digital nunca ha tenido sentido, porque realmente son herramientas diferentes. No tenemos porqué excluir una o excluir la otra. Ha habido un momento de la historia, los primeros años del digital, en el que el analógico ha estado a punto de desaparecer por completo. Ahora hay un resurgir de todo el tema analógico, porque nos hemos dado cuenta de que es simplemente otra forma de trabajar. Igual que tienes un coche Diesel o un coche Gasolina. Lo que el digital nos ahorra en tiempo, en dinero y lo que ahorra al medio ambiente de no tener que tirar productos químicos y de no tener que tirar papel de la manera en que se hacía antes, es una pasada.

 

2. Cuando aparecieron las primeras cámaras digitales con aquel megapixel y medio y que costaban una barbaridad, aquello para mí no tenía sentido. Las baterías además eran enormes. Era todo como muy absurdo para mí. Era de los negados, de los que pensaba que el digital nunca iba a tener la calidad que tenía el negativo. Ahora, evidentemente, está más que superado. Al principio, la aparición de la fotografía digital me afectó profesionalmente y anímicamente, porque tenía la sensación de que el digital ya no era fotografía, aunque esto era una «chorrada» de la que me he dado cuenta con el tiempo. Profesionalmente me afectó porque, básicamente con lo que se pagaba en España, que era una miseria y actualmente sigue siendo la misma miseria que hace 20 años porque la mayoría de las empresas siguen pagando exactamente la misma cantidad que hace 20 años, no me daba para comprarme una cámara digital.

3. A mí me gusta disparar fotos con el móvil y creo personalmente, me ha ayudado a hacer más fotos de mi día a día y a estar continuamente viendo más fotos. Pero creo que más que el smartphone, lo que ha revolucionado fotografía es la red social Instagram. El smartphone es la herramienta que ha permitido que luego surja Instagram, pero yo creo que ha sido más grande luego la revolución de esa red social en concreto. Veo gente haciendo fotos como nunca. Además, Instagram te da la posibilidad de seguir las fotos de gente que en principio no es nadie, entre comillas, pero que tiene un talento impresionante.

4. Ahora pasa algo como el tsunami en Japón y tenemos una cantidad de vídeos y de fotos que nunca habíamos tenido, porque todo el mundo tiene un smartphone y está grabando y haciendo fotos y publicándolo al instante en web, en papel, en televisión. Sin embargo, si había algún profesional allí en ese momento, probablemente también haya vendido sus imágenes. No creo que el smartphone afecte tanto al fotoperiodismo. Durante mucho tiempo hubo quejas de que en las manifestaciones la gente iba con cámaras y móviles y le vendía las imágenes a los periódicos. El problema es del periódico, si es lo suficientemente poco serio para comprarle las imágenes a los aficionados de la calle hechas con su teléfono móvil y no comprarle al profesional. Recuerdo una portada de El País cuando ocurrió el atentado de Barajas, realizada con un teléfono móvil. Si no había nadie más en Barajas en ese momento, el periódico qué iba a hacer. Yo también hubiese comprado la fotografía. Ahora, si hay un fotógrafo profesional, no le van a comprar la foto al aficionado, seguro, salvo si es mejor la del aficionado, aunque sea con un móvil.

5. Para mí el peligro real de las redes sociales es que cualquiera puede transmitir la información, pero ese cualquiera no tiene la preparación para transmitir la información y muchas veces lo más importante es que no es consciente del poder que tiene la información. Un caso dramático pasó en Bangladesh el año pasado. Bangladesh acababa de entrar en los smartphones y en las redes sociales. Había habido unas revueltas en Myanmar, en la que budistas habían matado musulmanes durante mucho tiempo. Al otro lado, un niño tuitea que unos budistas han asesinado y violado a una chica musulmana. La consecuencia fue 200 muertos y un montón de casas ardiendo por un tweet. Este es el peor caso que conozco, pero han ocurrido casos similares en varias ocasiones.

6. Las redes sociales a mí me encantan y creo que me ayudan mucho en mi trabajo, para promocionarme. Hace 10 o 15 años, para un fotógrafo como yo, que he nacido en una de las islas más pequeñas de este país, en un barrio con 60 habitantes, era imposible darte a conocer. Que te conozcan fuera hoy en día es muy fácil: empiezas a poner tus fotos en redes sociales, te haces un buen plan de promoción y se puede conseguir. Antes era prácticamente imposible. Yo soy consciente de lo que supone esto para una profesión como la nuestra, para alguien que se dedica a la imagen, pero hay que saber usarlo y hay que saber leerlo también.

7. Hay fotógrafos que sin duda están sacando muchísimo partido de las redes sociales, dedicando un tiempo razonable, sin estar todo el día pegados al móvil o al ordenador, pero creo que tenemos mucho que aprender y que en las escuelas de fotografía se tendría que dar como asignatura obligatoria comportamiento y cómo actuar en redes sociales, porque es una herramienta de promoción increíble. Creo que se debería incluir sí o sí, porque quizás dentro de 10 años Facebook no exista, pero habrá otra que la sustituya. Esto no es algo pasajero, ha venido para quedarse.

8. Que me robaran las fotos era algo que me provocaba mucha paranoia cuando empezó todo lo de Internet. Luego ha llegado un punto en el que no me importa, me da igual. Yo pongo mis medidas de seguridad para que la gente no se pueda descargar las imágenes. Pueden hacer un pantallazo y no pongo grandes marcas de agua ni cosas así, pero si luego por casualidad encuentro que alguien está utilizando mis fotos para una publicación, le mando un correo con la factura. Si no me contestan o me contestan de mala manera, entonces ya a través del sindicato le meto una querella y no me complico demasiado la vida, porque creo que no merece demasiado la pena perder el tiempo en estar obsesionado con ello.

9. Hay un sentimiento en los fotógrafos de la calle de que los fotógrafos de agencia son los mejores. Sin duda, el trabajo de agencia, no el fotógrafo, porque hay fotógrafos maravillosos que trabajan para agencias de información diaria,  para mí es el trabajo más simple e insulso que hay en todas las capas del fotoperiodismo, con diferencia. Son los fotógrafos más conocidos, porque si estás en AP y le caes bien al jefe, empieza a publicarte y a llevarte a los eventos importantes. Si trabajas en Madrid y te llevan al Madrid-Barça y te llevan cuando viene el Papa y las grandes personalidades, tu trabajo se va a promocionar muchísimo. Otro fotoperiodista que trabaja en un diario en Aragón, te da mil vueltas, pero solo lo va a ver la gente de Aragón.

10. En relación a la crisis de los medios de comunicación, yo creo que el modelo que habría que seguir, si quieren seguir vendiendo en papel, que creo que no tiene demasiado sentido, es poner hoy una información muy básica, explícita y clara en Internet y mañana, con un día entero para desarrollar un reportaje, crear un reportaje y venderlo en papel. Lo que no se puede hacer es vender exactamente lo mismo y pretender que vayamos al quiosco a comprarlo, porque eso no lo hace nadie. Hay un sector de la población por encima de los 60 años que a lo mejor no maneja Internet y sí que siguen comprando el papel, pero esa gente se va a morir. Tienen que dar una alternativa real.

Arturo Rodríguez

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